En el artículo Bangkok a Hua-Hin expliqué por qué vine aquí.
Por lo que había visto de la ciudad en Internet, me pareció una ciudad bastante moderna y dinámica. Sabía que era una ciudad de 70.000 habitantes, con hospitales modernos y varios centros comerciales modernos, y pensé que encontraría una ciudad muy animada.
En realidad, Hua-Hin es una ciudad muerta. No sólo está bastante degradada, hay edificios muy antiguos que debieron ser hermosos, pero que ahora están muy deteriorados e incluso abandonados, sino que sobre todo la ciudad está vacía.
Hay hermosas residencias en varios lugares, condominios nuevos o muy recientes en los que no hay nadie Tampoco hay mucha gente en la playa, e incluso en las partes centrales de la ciudad, cerca del mercado nocturno, hay mucho más personal que clientes en los bares y restaurantes.
He recorrido las calles varias veces por la noche, delante de cada restaurante y bar hay encantadoras chicas jóvenes que intentan atraer al cliente, pero sólo hay una o dos mesas ocupadas. Del mismo modo, los innumerables salones de masaje parecen estar esperando al cliente, a veces hay cuatro o cinco chicas delante que están charlando, esperando, que proponen más bien débilmente un masaje a los occidentales que pasan delante de ellas, la mayoría de las veces sin mucho éxito.
Sin embargo, al seguir algunos grupos de expatriados en Facebook, tuve la impresión de que había un cierto dinamismo en esta ciudad.
No parece estar el caso.
La otra razón por la que esta ciudad me sedujo de verdad fue la cantidad de campos de golf (en principio 12 por toda la ciudad).
Pero de nuevo esto es una gran decepción para mí, no porque los campos de golf no sean bonitos. Los que he tocado hasta ahora son preciosos. Pero la cantidad de dinero que tengo que pagar para jugar al golf es muy importante para mi presupuesto y es más o menos equivalente a lo que tengo que pagar en Francia o en España, porque aunque el precio del greenfee no es exagerado, equivalente con en Europa, tengo que añadir el precio del caddie que es obligatorio, y como he venido sin mi equipo tengo que alquilarlo cada vez. Al final, las dos rondas de golf que jugué me costaron más de cien euros cada una, más de lo que habría pagado en Europa.
Volveré a hablar de la parte del golf en otro artículo.
Por último, ¿qué puedo decir de Hua Hin?
Al ser una ciudad barata en cuanto a comida y viajes y bastante tranquila, me parece una ciudad ideal para tener una vida como la que veo en los europeos que observo, es decir, pasar el tiempo comiendo, bebiendo, fumando sustancias ilegales en Europa, a menudo engordando mucho (obviamente, con su agenda, sin tiempo para la actividad física), y vivir con o salir con chicas tailandesas, a menudo muy guapas (no siempre) que tienen la reputación de ser muy buenas esposas, muy devotas, muy discretas, y decididas a hacer todo lo que esté en su mano para mantener contentos a sus maridos europeos.
Definitivamente no es el lugar donde pasaré el resto de mis días, aunque en algunos aspectos me gusta mucho esta ciudad. Aprecio aquí, incluso más que en Bangkok, la verdadera amabilidad de los tailandeses, su sentido del servicio que, en contra de lo que dicen algunas malas lenguas, no está sólo ligado a la remuneración que esperan, y por supuesto la excepcional calidad de la comida a un precio que desafía toda competencia.